Desafío de la Semana en el Box Blanco: Una Competencia de Resistencia y Estrategia

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En el popular programa Desafío XX, los competidores se enfrentaron a una prueba particularmente desafiante en el “Box Blanco”. Esta competencia puso a prueba no solo la fuerza física y la resistencia de los participantes, sino también su capacidad para trabajar en equipo y su precisión. A continuación, te explicamos en detalle cómo se desarrolló esta emocionante prueba por relevos, en la que cada error podía ser costoso.

Descripción de la Prueba

La prueba comenzó con cada integrante de los equipos colgándose de un aro y pasando a través de una serie de plataformas que se movían, lo que requería un equilibrio extremo. El objetivo inicial era avanzar sin caer, ya que cualquier caída obligaba al participante a volver al punto de partida. El juez, en un claro esfuerzo por evitar accidentes, enfatizó la importancia de moverse por el centro de las plataformas, ya que era donde menos se movían.

El Triángulo y la Vigorita fueron dos obstáculos clave que requirieron agilidad y control. Los participantes tenían que pasar a través de un triángulo que se inclinaba al mínimo movimiento y luego continuar por un tronco, donde debían mantener la tensión de una cuerda floja para avanzar. El más mínimo error en la tensión de la cuerda podía hacer que el tronco se sacudiera, aumentando las probabilidades de caer.

Después de superar estos obstáculos, los competidores llegaban a una plataforma donde tenían que subir por una malla y finalmente tocar la campana. Este paso marcaba el fin de la primera etapa, donde cada integrante debía esperar a que su compañero completara la misma secuencia antes de continuar con la siguiente parte de la prueba.

La Fase del Tablero

Una vez que ambos participantes tocaban la campana, uno de ellos bajaba por una escalera hasta un baúl, donde se encontraban unas bolsitas. El objetivo en esta fase era girar todas las caras de un tablero para mostrar los logos de su equipo. La estrategia y la puntería eran cruciales aquí, ya que los participantes debían lanzar las bolsitas para girar las caras del tablero. La dificultad radicaba en que, si un participante erraba en su lanzamiento, tendría que volver a poner las caras correctas, lo que podría retrasar considerablemente al equipo.

El juez aclaró que una vez que un integrante completaba cinco caras con el logo, su misión terminaba, y el siguiente compañero debía continuar girando las caras restantes. Esta regla exigía una coordinación precisa entre los integrantes del equipo, ya que cualquier error podía hacer que se tuvieran que rehacer caras ya completadas.

El Retorno y la Victoria

El equipo que lograba girar todas las caras del tablero para mostrar el logo de su equipo tenía que devolver las bolsitas al baúl y regresar a la plataforma de inicio. Este regreso no estaba exento de dificultades, ya que si algún participante tocaba el suelo, tendría que repetir todo el recorrido. Además, el juez hizo hincapié en la necesidad de precaución durante todo el proceso, especialmente al bajar por la malla y al desplazarse cerca del tronco, para evitar accidentes.

La prueba terminaba cuando ambos integrantes del equipo regresaban a la plataforma de inicio con todas las caras del tablero correctamente giradas. El primer equipo en lograr esto ganaba la prueba.

Conclusión

Esta competencia en el “Box Blanco” no solo fue una prueba de fuerza y resistencia, sino también de estrategia, precisión y trabajo en equipo. Los participantes debieron combinar sus habilidades físicas con una coordinación impecable para superar los obstáculos y completar el tablero. La victoria dependió tanto de la capacidad para mantener la calma bajo presión como de la agilidad y la destreza física. Sin duda, este desafío demostró por qué Desafío XX sigue siendo un programa tan popular y emocionante para los espectadores.