Be, uno de los competidores más destacados del programa de televisión Desafío, compartió recientemente una historia desgarradora que dejó a sus compañeros sin palabras. Durante una conversación casual, el participante se sinceró y habló sobre el significado de uno de sus tatuajes, el cual está profundamente vinculado a una experiencia que casi le cuesta la vida. Este es su relato, una historia que no solo expone la dura realidad del COVID-19, sino también el valor de la resistencia y la superación personal.

Todo comenzó en julio de 2021, un año marcado por la incertidumbre y el miedo debido a la pandemia de COVID-19. Be, como tantos otros, había seguido las precauciones necesarias, pero a pesar de sus esfuerzos, el virus lo alcanzó de una manera inesperada y devastadora. “En julio 13 del 2021, casi me muero por COVID-19,” comenzó a contar Be, mientras la atención de sus compañeros se centraba en él. Su tono serio y la emoción visible en su rostro dejaban claro que lo que estaba a punto de revelar era más que una simple anécdota.

Be relató que todo sucedió justo antes de que planeaba viajar a Venezuela. Para poder realizar el viaje, se sometió a una prueba de COVID-19, la cual inicialmente resultó negativa. Sin embargo, poco después de esa prueba, comenzó a sentirse mal. Al principio, describió una sensación de fatiga, como si algo en su cuerpo no estuviera bien. Día tras día, esa sensación de cansancio fue aumentando, y pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien con su respiración. “Le empecé a mirar la respiración a todos y yo veía a todo el mundo respirando normal, y yo estaba respirando con dificultad,” recordó Be. Este síntoma, que al principio parecía leve, pronto se convirtió en una señal de alarma.

Consciente de que algo estaba muy mal, decidió contactar a su médico. Le explicó sus síntomas, y el médico le sugirió que comprara un oxímetro, un dispositivo utilizado para medir el nivel de oxígeno en la sangre. “Si está oxidando menos de 90, váyase para un hospital,” le advirtió su médico. Be siguió las indicaciones y, al medir su oxígeno, se dio cuenta de la gravedad de la situación: su nivel estaba en 88, por debajo del umbral seguro. Sin embargo, en ese momento se encontraba en Venezuela, lejos de los recursos médicos y familiares que conocía.

Determinado a no quedarse en Venezuela, Be tomó la decisión de regresar a Colombia lo más rápido posible. A su llegada, los médicos confirmaron lo que temía: su estado de salud era crítico. “Ed está muy mal,” le dijeron, dejándole claro que debía tomar una decisión de vida o muerte. “Tiene que tomar una decisión: si lo intubamos ya, puede que usted se salve. Si no, ya corre usted con el riesgo de que puede que se muera.”

Las palabras de los médicos resonaron en su mente mientras Be luchaba con el dilema más difícil de su vida. Lleno de temor y con una sensación de incertidumbre, tomó la decisión de seguir adelante con la intubación. Antes de someterse al procedimiento, decidió comunicarse con su familia, incluyendo a su madre, para prepararles para lo peor. “Me van a intubar,” les informó, mientras su madre suplicaba para que no ocurriera lo inevitable. Be, sin embargo, se mantuvo firme en su decisión de proteger a su familia: “Yo no quiero que venga nadie aquí, y no voy a permitir que alguno más salga afectado por esto.”

A pesar de la gravedad de la situación, Be no perdió la esperanza. Incluso mientras se preparaba para lo peor, tenía una cosa clara: el cumpleaños de su hijo. “Venía el cumpleaños de mi hijo, cumplía el 15,” contó con emoción en la voz. Para Be, el amor por su hijo fue lo que le dio fuerzas en ese momento tan oscuro. Consciente de que podría no estar presente para el cumpleaños, dejó instrucciones precisas para que la celebración se llevara a cabo sin importar lo que ocurriera con él. “Sea que yo esté en coma, como sea, le van a celebrar el cumpleaños a él,” declaró con determinación.

Lo que siguió fue una experiencia cercana a la muerte que Be recuerda vívidamente. “Sentía como que venía una bola blanca, y me empezó a dar frío en todo el cuerpo,” describió. En ese momento, todo se apagó. Be perdió el conocimiento y fue intubado. Para su familia y amigos, esos fueron días llenos de angustia, sin saber si Be lograría sobrevivir a esta batalla contra el virus.

Sin embargo, después de dos días, algo milagroso sucedió. Be despertó. “Yo me levanté solo aquí,” recordó. Contra todo pronóstico, Be comenzó a mostrar signos de recuperación. Aunque su cuerpo aún estaba débil y conectado a varios aparatos médicos, se quitó las restricciones físicas que los médicos le habían puesto y mostró una voluntad inquebrantable de vivir. El personal del hospital tuvo que intervenir rápidamente para calmarlo, pero el proceso de recuperación había comenzado.

Be atribuye gran parte de su rápida recuperación a su estilo de vida saludable y activo como deportista. “Gracias a Dios, uno ha sido deportista toda la vida, comiendo saludable,” dijo con gratitud. “Ahí es donde se sintió la diferencia, porque me recuperé muy rápido.” Esta experiencia no solo lo marcó físicamente, sino que también dejó una profunda huella emocional. Para recordar este momento trascendental en su vida, Be decidió tatuarse una inscripción que simboliza su supervivencia. “Por eso me hice este tatuaje,” explicó, mostrando su brazo. “Representa que sobreviví.”

El impacto emocional de esta experiencia no terminó con su recuperación física. Be habló sobre cómo esta vivencia lo ha transformado por completo, tanto en su perspectiva de la vida como en su participación en el Desafío. Para él, cada prueba en el programa ahora tiene un significado más profundo: “En este momento podemos decir que estamos en algo parecido y necesitamos sobrevivir. Yo ya sobreviví.”

Hoy en día, Be ha encontrado una nueva forma de canalizar su energía y creatividad. Aunque ya no compite a nivel profesional en crossfit, sigue involucrado en el deporte a través de su hijo, quien está entrenando a un nivel muy alto y ha clasificado en equipos para los CrossFit Games. Be apoya plenamente a su hijo en este viaje, y se ha dedicado a crear contenido en línea, donde comparte bromas, recetas, y otros aspectos de su vida diaria. Aunque ha dejado atrás las competencias, Be sigue siendo una figura inspiradora, tanto para su familia como para sus seguidores.

La historia de Be es un testimonio de la resiliencia humana y la capacidad de enfrentar adversidades inimaginables. Su relato no solo refleja la gravedad de la pandemia, sino también el inmenso poder del amor, la familia y la determinación.