El actor reconoce haber sido adicto a las drogas, al trabajo y a otras cosas de las que prefiere no hablar. Se sincera para la revista ‘Out’ y trata cuestiones muy peliagudas de su vida

Raoul Higuera

James Franco tiene muchos fantasmas en su pasado que amenazan la estabilidad de su presente y el porvenir de su futuro, pero quizá la que más le ha preocupado en los últimos años y con la cual continúa batallando es su adicción a las drogas, al trabajo y algo más. A pesar de que el actor asegura estar limpio de cualquier sustancia ilegal, lo cierto es que deberá llevar control durante toda su vida para no caer en los malos hábitos, una cuestión que no ha tenido problemas en tratar en su última entrevista concedida a la revista ‘Out’, una de las más sinceras y directas del intérprete.

“Tengo una personalidad adictiva”, reconoce James Franco en su entrevista, en la que habla de cómo se ha dejado seducir por la droga a temprana edad y cómo ahora batalla para superar las secuelas que estas han dejado en su organismo. Una de las principales consecuencias de su alto ritmo de vida es la depresión: “Empecé con algunas adicciones a los 17 años. Realmente me involucré en ella, se convirtió en mi todo hasta el punto que dejé de socializar. Después de unos 10 años de vivir así, o sea, cuando tenía unos 27 años, me di cuenta de lo que me pasaba. ‘Tío, lo que tienes es depresión’. De cara para fuera todo parecía bien, tenía una carrera, lo tenía todo. Pero en realidad me sentía tan solo, alejado”, recuerda el actor, que ha logrado salir del pozo en el que se encontraba sumido.

Por fortuna, James Franco supo salir del atolladero y cambió su adicción a las drogas por la práctica del deporte, que además le ayudó a sobrellevar su depresión. Para él, el surf ha supuesto una terapia impagable para superar sus problemas: “Comencé un nuevo capítulo de mi vida. Era un verdadero adicto al trabajo y adicto a otras cosas -no sustancias, esas ya hace años que las superé-, así que encontré algo que me cambió por completo la vida y surfear es parte de esa terapia”, sentencia el actor, que ha encontrado en las olas la estabilidad perdida y las fuerzas para tratar públicamente un mal muy extendido, pero que aún no es del todo comprendido por la sociedad como es la depresión.