En un giro sorprendente y escandaloso, el equipo femenino de fútbol de Canadá ha sido sacudido por un incidente de espionaje que ha tenido serias repercusiones en su participación en los Juegos Olímpicos de París 2024. El equipo ha sido sancionado con la pérdida de seis puntos en la fase de grupos, y su entrenadora principal, Bev Priestman, ha recibido una suspensión de un año por parte de la FIFA. Además, la Asociación Canadiense de Fútbol ha sido multada con más de 225,000 USD. Este artículo profundiza en los detalles de este escándalo, sus consecuencias y las reacciones de las partes implicadas.