En las últimas semanas, la Familia Real española ha estado nuevamente en el ojo del huracán, pero esta vez, no por los compromisos oficiales de Felipe VI o la Reina Letizia, sino por los supuestos gestos que algunos medios han interpretado como desaires hacia la Infanta Elena, hermana del monarca. La polémica ha girado en torno a su presencia en los Juegos Paralímpicos de París, donde su participación ha sido minimizada y, aparentemente, ocultada por la Casa Real. ¿Por qué se ha tratado así a la Infanta Elena? ¿Qué ocurre realmente dentro de la familia real? Acompáñenos a desentrañar los detalles de esta situación que ha dado tanto de qué hablar.

Para entender esta situación, es importante recordar que la Infanta Elena, desde la abdicación del Rey Juan Carlos en 2014 y la ascensión al trono de su hermano, el Rey Felipe VI, ha visto cómo su rol dentro de la familia real se ha reducido considerablemente. Si bien Elena sigue siendo miembro de la familia, no forma parte del “núcleo duro” de la monarquía, que incluye al Rey Felipe, la Reina Letizia, sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, así como la Reina emérita, Doña Sofía.

Este distanciamiento se ha vuelto evidente en múltiples ocasiones, como la exclusión de Elena de actos oficiales relevantes, como las cenas y reuniones familiares donde sí aparecen sus otros hermanos, Cristina y, en menor medida, el exiliado Juan Carlos. Sin embargo, en los Juegos Paralímpicos de París, la presencia de la Infanta Elena tomó protagonismo, pero de una manera discreta y aparentemente no apoyada por la Casa Real.

Elena, quien siempre ha mostrado una gran afición por el deporte y, en particular, por apoyar a los atletas españoles, fue vista en los Juegos Paralímpicos en París. Su participación no fue anunciada oficialmente por la Casa Real, sino que fue descubierta por la prensa, que la captó animando fervorosamente a los deportistas españoles desde las gradas.

Esta presencia, sin embargo, ha generado un debate interesante. Algunos sugieren que fue un gesto por parte del Rey Felipe VI para permitir que su hermana tomara un papel relevante en un evento importante, especialmente porque su esposa, la Reina Letizia, había asistido previamente a los Juegos Olímpicos en la misma ciudad. Sin embargo, la forma en que la Casa Real manejó esta situación parece contradecir esta versión.

Uno de los detalles más curiosos de esta polémica es cómo la Casa Real trató de ocultar el viaje de la Infanta Elena a París. Normalmente, cuando un miembro de la familia real asiste a eventos internacionales, la agenda oficial lo refleja y los medios de comunicación son informados con antelación. Pero, en este caso, nada de esto ocurrió.

La ausencia de información sobre el viaje de Elena, tanto en la agenda oficial como en las redes sociales de la Casa Real, ha levantado sospechas. Incluso, varios observadores de la realeza, que suelen seguir con atención los movimientos de la familia, notaron que no había ningún vuelo registrado que pudiera vincularse con el traslado de la Infanta a París.

Para agregar más misterio al asunto, se descubrió que un vuelo del gobierno español viajó de Madrid a París el mismo día en que Elena fue vista en los Juegos Paralímpicos. Según los registros oficiales, este vuelo llevaba a bordo a Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, y a Pilar Alegría, ministra de Educación. Sin embargo, ni Sánchez ni Alegría fueron vistos en los Juegos Paralímpicos ni en ningún evento oficial en Francia ese día.

Esto ha llevado a especular que la Infanta Elena pudo haber viajado en ese mismo vuelo, pero camuflada bajo el pretexto de que eran autoridades del gobierno quienes lo utilizaban. Esta teoría ha cobrado fuerza, especialmente porque no hubo ningún otro vuelo registrado que pudiera vincularse con el traslado de Elena.

Otro aspecto que ha indignado a muchos seguidores de la monarquía es el silencio total de la Casa Real en redes sociales con respecto a la participación de la Infanta Elena en los Juegos Paralímpicos. A lo largo de la semana, cuando la Reina Letizia estuvo en los Juegos Olímpicos, las cuentas oficiales de la Casa Real publicaron continuamente imágenes, videos y actualizaciones sobre su presencia. Sin embargo, con Elena, no se ha compartido absolutamente nada.

Esto ha sido interpretado por algunos como una falta de reconocimiento hacia la Infanta, quien, a pesar de no formar parte del núcleo central de la familia real, sigue siendo una figura importante para muchos ciudadanos españoles, especialmente por su cercanía con el deporte y las causas sociales.

Es inevitable que las comparaciones entre Letizia y Elena surjan en este tipo de situaciones. La Reina consorte, aunque no goza de la popularidad unánime entre los españoles, ha mantenido una agenda muy activa en el ámbito internacional, lo que ha generado una amplia cobertura mediática. No obstante, cuando se trata de la Infanta Elena, parece que la visibilidad es mucho menor, e incluso hay quienes afirman que se trata de un esfuerzo deliberado por parte de la Casa Real para evitar que la hermana del Rey tenga demasiada presencia pública.

Esto ha llevado a cuestionar si realmente existe una buena relación entre Letizia y Elena, o si hay una distancia marcada entre ambas. Los gestos fríos que se han captado en eventos públicos, donde apenas interactúan, han alimentado estos rumores de tensión.

A pesar de todos estos obstáculos, la Infanta Elena ha seguido asumiendo roles importantes dentro de su ámbito de influencia. Recientemente, fue vista en la Feria de San Isidro, un evento taurino de gran relevancia en Madrid, y también participó en la entrega de premios del Concurso de Pintura Infantil y Juvenil para centros escolares del Patrimonio Nacional, en sustitución de Letizia, quien no pudo asistir por compromisos internacionales.

Esto demuestra que, aunque la Casa Real no le otorgue el protagonismo que podría merecer, Elena sigue siendo una figura relevante dentro del panorama institucional. Sin embargo, este protagonismo creciente también puede tener un costo, ya que la opinión pública y los medios siguen cuestionando el trato desigual que recibe en comparación con otros miembros de la familia real.

La situación de la Infanta Elena en la familia real es un reflejo de las complejidades internas que rodean a la monarquía española. A pesar de su lealtad y dedicación, parece que Elena sigue siendo tratada como una figura marginal, sin el reconocimiento que algunos consideran que debería tener. Mientras tanto, las tensiones y rumores de desavenencias dentro de la familia real continúan alimentando el debate sobre el futuro de la monarquía en España.

Los gestos “feísimos” que algunos interpretan como desaires hacia Elena en París son solo un capítulo más en la larga historia de intrigas y polémicas que rodean a la Casa Real. Solo el tiempo dirá si Elena logra recuperar el protagonismo que muchos de sus seguidores creen que merece, o si continuará siendo una figura en la sombra, al servicio de la corona pero sin el reconocimiento oficial que solía tener en años anteriores.