La industria de la música pop ha evolucionado a lo largo de las décadas, adaptándose a las tendencias culturales y tecnológicas. Sin embargo, esta evolución ha traído consigo un debate recurrente sobre la calidad y autenticidad de la música que se produce en la actualidad. Uno de los ejemplos más recientes y controvertidos es la colaboración entre Sam Smith y Madonna en la canción titulada “Vulgar”. Esta colaboración ha desatado una ola de críticas, no solo por la calidad musical de la canción, sino también por la imagen y el mensaje que transmiten ambos artistas. En este artículo, analizaremos la controversia en torno a “Vulgar” y cómo esta canción refleja los desafíos y contradicciones de la música pop moderna.

La música pop siempre ha sido un género que busca captar la atención del público masivo, a menudo recurriendo a letras pegajosas, melodías simples y producciones pulidas. Sin embargo, en la última década, hemos visto un declive en la calidad y creatividad de la música pop, donde canciones parecen ser producidas en masa con poco o ningún esfuerzo artístico. “Vulgar”, la colaboración entre Sam Smith y Madonna, es un ejemplo claro de este fenómeno.

La canción, que dura aproximadamente dos minutos y medio, carece de una estructura clara y de un coro memorable. En lugar de una melodía o una narrativa cohesiva, “Vulgar” se compone principalmente de un ritmo repetitivo de batería electrónica y versos hablados que se alternan entre Smith y Madonna. Esta falta de creatividad ha llevado a muchos críticos a cuestionar si la canción fue escrita por humanos o generada por inteligencia artificial. La ausencia de un coro y la sensación de que la canción nunca llega a un clímax han dejado a muchos oyentes insatisfechos y frustrados.

Sam Smith y Madonna han sido figuras influyentes en la industria de la música durante años, cada uno con su propio estilo y legado. Sin embargo, ambos artistas han sido acusados de ser hipócritas, utilizando causas sociales y luchas de grupos marginados como una herramienta para promover su música y mantener su relevancia.

Madonna, quien en su apogeo fue considerada la “Reina del Pop”, ha construido su carrera en torno a una imagen provocativa y a menudo controvertida. A lo largo de los años, ha utilizado la sexualidad, la religión y el feminismo como temas centrales en su música y videos. Sin embargo, muchos críticos argumentan que su enfoque en estos temas no es genuino, sino una estrategia para mantenerse en el centro de atención. En lugar de abogar sinceramente por los derechos de las mujeres o de la comunidad LGBTQ+, Madonna parece más interesada en mantener su estatus de ícono pop a cualquier costo.

Por su parte, Sam Smith, quien ha sido un defensor abierto de los derechos LGBTQ+ y de la inclusión, también ha sido acusado de utilizar su identidad como una herramienta de marketing. Aunque Smith ha sido elogiado por su valentía al hablar sobre su sexualidad y su identidad de género, algunos críticos creen que su música carece de profundidad y que su activismo es más performativo que genuino. La colaboración con Madonna en “Vulgar” ha reforzado esta percepción, ya que la canción parece ser más un intento de atraer atención a través de la controversia que una obra de arte significativa.

El título de la canción, “Vulgar”, es una declaración en sí misma. Desde el primer momento, queda claro que la canción busca provocar y desafiar las normas sociales. Sin embargo, en lugar de ofrecer una crítica significativa o un comentario social, “Vulgar” se queda en la superficie, utilizando la provocación como una herramienta de marketing.

La letra de la canción es explícita y cargada de insinuaciones sexuales. Desde la primera línea, “Speak bitch and say our fucking names, it’s Sam and Madonna”, queda claro que la canción no tiene miedo de cruzar límites. Sin embargo, esta audacia no está respaldada por una narrativa o mensaje coherente. En lugar de utilizar la vulgaridad para hacer una declaración poderosa, la canción parece deleitarse en su propio choque por el mero hecho de hacerlo.

Madonna, en particular, ha sido criticada por su uso excesivo de la vulgaridad en esta colaboración. En su verso, canta: “Let’s get into the groove, you know just what to do, boy get down on your knees ‘cause I am Madonna”. Estas líneas, que hacen referencia a la sumisión y el poder, han sido interpretadas por algunos como un intento desesperado de Madonna por mantenerse relevante en una industria que la ha superado.

En la era de las redes sociales, los artistas están bajo un escrutinio constante. Cualquier acción o declaración controvertida puede llevar a una reacción violenta y, en algunos casos, a la “cancelación” de un artista. Sin embargo, esta cultura de la cancelación también ha dado lugar a un fenómeno en el que los artistas intentan anticipar y manipular las reacciones del público para mantenerse en el centro de atención.

Sam Smith y Madonna han sido acusados de explotar esta cultura de la cancelación al centrarse en temas controvertidos y en grupos marginados. Al adoptar una postura provocativa y desafiante, ambos artistas han logrado mantenerse relevantes, a pesar de las críticas. Sin embargo, esta estrategia también ha llevado a una percepción de que su activismo es superficial y oportunista.

La colaboración en “Vulgar” es un ejemplo de cómo los artistas pueden utilizar temas controvertidos para generar publicidad. Al centrarse en la vulgaridad y la provocación, Sam Smith y Madonna han logrado atraer la atención de los medios y del público, pero a costa de la autenticidad y la profundidad artística.

Una de las críticas más mordaces que se han hecho en relación con la colaboración entre Sam Smith y Madonna es la comparación entre Madonna y figuras históricas controvertidas como Joseph Stalin. Si bien esta comparación puede parecer extrema, refleja una percepción de que Madonna, al igual que figuras históricas como Stalin, ha utilizado su poder e influencia de manera egoísta y manipuladora.

Aunque Madonna no ha cometido atrocidades como las de Stalin, la comparación subraya una crítica más amplia sobre cómo algunos artistas pueden utilizar su plataforma para ejercer control y manipular al público. La idea de que Madonna podría ser capaz de actos extremos si se le dieran las circunstancias adecuadas es, por supuesto, una exageración, pero refleja una desconfianza en sus motivaciones y en la autenticidad de su trabajo.

La colaboración entre Sam Smith y Madonna en “Vulgar” ha sido recibida con una mezcla de fascinación y repulsión. Si bien la canción ha logrado captar la atención del público y de los medios, lo ha hecho a costa de su integridad artística. En lugar de ofrecer una obra significativa o innovadora, “Vulgar” se deleita en la provocación y la controversia por su propio beneficio.

Sam Smith y Madonna, ambos íconos de la música pop, han demostrado ser expertos en manipular la narrativa pública para mantenerse relevantes. Sin embargo, esta estrategia también ha expuesto las limitaciones de su trabajo y ha llevado a una percepción de que su activismo y su arte carecen de profundidad y autenticidad.

En última instancia, “Vulgar” es un recordatorio de los desafíos que enfrenta la música pop moderna. En un mundo donde la atención es un bien escaso, algunos artistas optan por la provocación y la vulgaridad como una forma de mantenerse en el centro de atención. Sin embargo, esta estrategia a menudo resulta en un producto final que carece de sustancia y que deja a los oyentes insatisfechos. La verdadera prueba del tiempo será ver si canciones como “Vulgar” pueden perdurar más allá del ciclo de noticias de 24 horas, o si serán olvidadas como un simple truco publicitario.